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Hacer trampa: ¡Excusas, excusas!

La mayoría de chicos que hacen trampa en la escuela saben que hacer trampa está mal. Pero porque no quieren pensar que son «tramposos», ellos mencionan una cantidad de razones por las que tienen que hacer trampa. Miremos algunas de las más populares:

La excusa: La escuela es difícil.
«Todas mis clases son muy difíciles y no puedo mantener el ritmo. Si no hago trampa, mis notas serán terribles.»
Por qué es poco convincente:
No se supone que la escuela sea fácil. Si tú supieras las respuestas de antemano, en realidad no aprenderías nada. Si haces todo lo posible y el material todavía parece ser más difícil para ti que para los demás, es tiempo de que hables con tu maestra, consejero o padre. Hacer trampa para obtener mejores notas sólo esconde el problema y, a la larga, hace que la escuela sea incluso más difícil.

La excusa: La escuela es injusta.
«Otros chicos tienen ventajas sobre mi. Algunos son inteligentes, otros son los consentidos de la maestra e incluso algunos tienen maestros particulares. Hacer trampa es la única manera como puedo tener las mismas notas que los demás.»
Por qué es poco convincente:
Sí, algunos chicos hacen que todo parezca fácil, y esto puede parecer injusto. Pero hacer trampa es sólo otra forma de ser injusto, ¿no crees? Digamos que eres la que anota más puntos del equipo de básquetbol de tu escuela. Otra chica ve que tú haces que parezca fácil y cree que esto le da a ella una excusa para hacer trampa. Tú estarías enojada, ¿cierto? Romper las reglas no es una forma de equilibrar las cosas.

La excusa: Todos lo hacen.
«Hacer trampa no es gran cosa porque todos los chicos lo hacen, y sólo a los que son muy obvios los pillan.»
Por qué es poco convincente:
Las personas, niños y adultos, hacen toda clase de cosas porque creen que todos las hacen, como llevarse las toallas del cuarto del hotel o no parar en las señales de «Pare». Sin embargo, el hecho de que muchas personas lo hagan y no los pillen no lo hace menos incorrecto. Hacer trampa está en contra de las reglas por razones muy obvias, y el hecho de que alguien lo haga y no lo pillen no cambia esto. Trata de tomar tus propias decisiones acerca de lo que está bien y mal y de permanecer firme a ellas.

La excusa: Es trampa sólo si lo haces durante un examen.
«Mis amigos y yo nos intercambiamos las respuestas de las tareas y de otras cosas que hacemos en clase. No es lo mismo que hacer trampa durante un examen.»
Por qué es poco convincente:
Las tareas y los proyectos de clase son formas importantes de aprender, y se supone que todos los estudiantes deben terminar el trabajo por su cuenta. Hacer trampa en los exámenes es una forma de hacer trampa, pero no es la única forma. Cada vez que copias el trabajo de alguien o tomas crédito por algo que no hiciste, es hacer trampa y sigue estando mal.

La excusa: No es hacer trampa, es trabajo de equipo.
«Se supone que tenemos que cooperar con otros chicos, ¿verdad? Entonces ¿por qué no podemos trabajar juntos e intercambiar respuestas?»
Por qué es poco convincente:
Algunas veces los maestros asignan proyectos de grupo en donde trabajas con otros estudiantes. Pero la mayoría de los deberes escolares los debe hacer cada estudiante por su cuenta, porque esto asegura que todos entiendan cada parte de la lección. Si haces solamente la mitad del proyecto, y tu amigo hace la otra mitad, entonces cada uno de ustedes aprende solamente la mitad del material, en lugar de aprenderlo todo ambos. Incluso en proyectos de grupo, cada estudiante debe esforzarse y si alguno termina haciendo mucho menos que los demás, esto es una forma de hacer trampa.

La excusa: Esta materia no es importante.
«Nunca hago trampa en mis clases favoritas, pero algunas clases son tontas, y las cosas que enseñan no tienen nada que ver con mi vida.»
Por qué es poco convincente:
Sólo hay un determinado número de horas en el día escolar, y el consejo escolar, los maestros y los padres trabajan duro para estar seguros de que los temas que se enseñan sean los más importantes. Pueden haber clases que no te gustan o para las que no tienes facilidad, pero eso no significa que las lecciones no son importantes. Tener una educación completa y equilibrada significa aprender toda clase de cosas diferentes, y no puedes aprender si haces trampa.

La excusa: No me gusta mi maestro o maestra.
«No me gusta mi maestro y no creo que él me aprecie. Así que creo que está bien hacer trampa en su clase.»
Por qué es poco convincente:
Tus sentimientos acerca de tu maestro o maestra no deberían tener nada que ver con la forma en que haces tus deberes escolares y presentas las pruebas. Aunque es fabuloso tener un maestro o una maestra que te guste, su trabajo principal es ayudarte a aprender, y se supone que tú debes hacer tu trabajo y no hacer trampa sin importar quién es tu maestro. Si tienes un verdadero conflicto con tu maestro o maestra y éste afecta tu actitud hacia el trabajo escolar, habla con un adulto de confianza sobre lo que está sucediendo.

La excusa: No tengo tiempo para estudiar.
«Estoy estresada por el tiempo todos los días. Cuando hago trampa es sólo porque tengo demasiado que hacer y no me queda tiempo para estudiar.»
Por qué es poco convincente:
Si no tienes suficiente tiempo para estudiar, considera reducir tus otras actividades, no el trabajo escolar. Te guste o no, la escuela debe ser tu principal prioridad, y si otros intereses te están quitando demasiado tiempo y energía, esto probablemente tiene que cambiar. Pídele ayuda a uno de tus padres para reorganizar tu horario de manera que cada día tengas tiempo suficiente para el trabajo escolar.

La excusa: Mi padres esperan notas perfectas.
«Mi mamá y mi papá me presionan demasiado por mis notas, se quejan cuando saco B y C. Necesito sacar A. Así que hago trampa.»
Por qué es poco convincente:
La mayoría de los padres quieren que sus niños obtengan buenas notas por lo que las notas representan: trabajar duro y aprender. En otras palabras, es ganar la nota, no la nota en sí, lo que es importante. Si tienes problemas para ganar las notas que tus padres esperan de ti, considera hablarle a él o a ella sobre lo que conllevaría hacerlo mejor, incluyendo reservar más tiempo para las tareas o maestros particulares. Si crees que las expectativas de tus padres son muy altas o que ejercen demasiada presión sobre ti, podrías querer discutir esto con él o ella, o con un consejero de la escuela.

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