Comer por las razones correctas
La comida alimenta el cuerpo y el espíritu. Piensa acerca de cuánto deseas tu plato favorito, o en las memorias increíbles conectadas a ciertas comidas. Pero cuando la comida se vuelve un reemplazo de algo, como amor o amistad, o si la vemos como un enemigo que nos aparta de la manera cómo quisiéramos vernos, es ahí cuando el problema empieza. He aquí un buen primer paso para desarrollar una relación sana con el alimento. Si buscas automáticamente tu refrigerio favorito cada vez que te sientes deprimido, disgustado o fatigado, piensa en otras maneras de hacerte sentir mejor. Puedes caminar, escribir en tu diario, llamar a un amigo o solamente golpear tu almohada tan fuerte como puedas.
Muévete
El ejercicio fortalece los músculos y la confianza. El problema comienza cuando comes o te ejercitas no para sentirte bien, sino para verte de una cierta manera o llegar a un cierto número en la balanza. Esto le quita la diversión, además de que te puede llevar a algunos problemas emocionales y físicos muy serios. Tanto si eres un atleta nato como completamente torpe, existe una actividad para ti (puedes tener que experimentar para encontrarla). Encuentra algo, un deporte de equipo, un deporte solitario o solamente montar en bicicleta todos los domingos, que goces haciéndolo y que te haga sentir fuerte y ¡VIVO!
Háblale a un adulto
Si necesitas ayuda para encontrar un enfoque saludable hacia la comida y el ejercicio, lo mejor que puedes hacer es hablar acerca de ello con tu doctor o enfermera de la escuela. También hay nutricionistas que se especializan en desarrollar planes de comidas saludables para la gente joven.
¿Piensas que verdaderamente necesitas perder peso? En cambio de tratar de perder peso por tu cuenta, habla con un profesional. Él o ella pueden hablarte acerca de la manera como te sientes y darte algunas alternativas seguras.